Ceferino es el hijo de un cacique Mapuche que quiso ser sacerdote y llegĂ³ a estudiar en Roma, donde conociĂ³ al Papa PĂo X. Hoy se lo venera en todo el norte de la Patagonia y año tras año miles de peregrinos recorren los lugares donde transcurriĂ³ su vida y descansan sus restos. AquĂ les contamos la historia de su vida y dejamos planteada una polĂ©mica para interpretarla en su contexto histĂ³rico.
En la localidad de Chimpay, situada en pleno corazĂ³n del Valle Medio del RĂo Negro, naciĂ³, el 26 de agosto de 1886, Ceferino NamuncurĂ¡. Era hijo del cacique indĂgena Manuel NamuncurĂ¡ (heredero de CalfucurĂ¡, el legendario jefe mapuche que resistiĂ³ largamente a los blancos en su avanzada hacia las tierras del sur) y de una cautiva, Rosario Burgos.
EstudiĂ³ en un colegio de los Padres Salesianos y allĂ descubriĂ³ su vocaciĂ³n: querĂa ser sacerdote para llevar a la gente de su raza el mensaje del Evangelio. Desde muy joven su salud no era muy buena, pero comenzĂ³ sus estudios sacerdotales en Viedma. AllĂ lo descubriĂ³ Monseñor Cagliero y decidiĂ³ llevarlo a estudiar a Roma, creyendo que el cambio de clima lo beneficiarĂa.
Una vez en Roma es recibido por el Papa PĂo X frente al cual pronuncia un breve discurso. Su salud continuaba desmejorando y finalmente, al año de encontrarse en Roma, fallece. Era el 11 de mayo de 1905 y todavĂa no habĂa cumplido los 19 años. Se dice que el Papa, entristecido, dijo: “Era una bella esperanza para las misiones de la Patagonia, pero ahora serĂ¡ su mĂ¡s vĂ¡lido protector”. Hoy en dĂa este “indio santo” de la Patagonia se encuentra en proceso de canonizaciĂ³n.
Años despuĂ©s sus restos fueron trasladados a la localidad de Pedro Luro, en la provincia de Buenos Aires, en lo que fuera el FortĂn Mercedes, lugar histĂ³rico fundado por el General Juan Manuel de Rosas durante su expediciĂ³n al sur. Actualmente hay en el lugar una reconstrucciĂ³n de un fortĂn de la Ă©poca que los visitantes pueden recorrer.
En Chimpay, su lugar de nacimiento, se conmemoran muy especialmente las fechas de su muerte y nacimiento. Esta Ăºltima, en particular, da lugar a toda una semana de festejos que culminan el domingo posterior al 26 de agosto con una tradicional procesiĂ³n, que llega hasta el Monumento a Ceferino. En este lugar hay un gran parque junto a la ribera del rĂo, que brinda la posibilidad de un tranquilo y agradable descanso para el peregrino.
Para la polémica
La historia de Ceferino: ¿Fuerte pisotĂ³n para la independencia de conciencia de los pueblos indios o reconocimiento definitivo de su “humanidad”?
La vida de Ceferino transcurre durante los años de la Campaña del Desierto, llevada a cabo por el General Roca para conquistar el inmenso territorio del sur argentino, hasta ese momento habitado casi exclusivamente por los indĂgenas.
Los salesianos establecieron un plan de dominaciĂ³n de los pueblos indios que apuntaba a la conversiĂ³n de los niños y los mĂ¡s jĂ³venes, para llegar a travĂ©s de ellos al sometimiento de los adultos o los mayores de las tribus. Convertidos (o dominados), los indios, en particular los mapuches, dejaban de ser una amenaza para sus intereses y los de los terratenientes y militares de la Ă©poca. El dominio de las tierras estaba garantizado a partir del dominio de las almas. En este contexto se produce la conversiĂ³n de Ceferino y su posterior beatificaciĂ³n, ayudado por una muerte en plena juventud. Los indios ya tenĂan su santo y su mĂ¡rtir, y esto atrajo a los mĂ¡s reticentes a las iglesias de los salesianos e hizo que los hijos de la “gente de la tierra” inundaran los colegios “de curas” que poblaron esta zona de la Patagonia. AsĂ se llevĂ³ a cabo esta otra conquista, paralela y contracara de la conquista militar del General Roca. MisiĂ³n cumplida.
Pero, veamos las cosas de otro modo
Los salesianos, al contrario de lo que ocurrĂa con otras corrientes dentro de la iglesia del momento, no establecieron un sistema de dominio del indĂgena por la fuerza, obligĂ¡ndolos a trabajos forzados. Ellos consideraban que la mejor y Ăºnica forma de lograr la integraciĂ³n de los indĂgenas al “nuevo mundo”, esto es el mundo de la civilizaciĂ³n del conquistador, era a travĂ©s de la educaciĂ³n. Su obra consistiĂ³ fundamentalmente en el establecimiento de colegios, tradicionales en la Patagonia por su concepciĂ³n tanto normativa como arquitectĂ³nica, destinados a formar a los niños y jĂ³venes en las diversas ramas del conocimiento y tambiĂ©n en la instrucciĂ³n religiosa, por supuesto. A estos colegios concurrĂan tanto los hijos de los blancos como los de los indĂgenas. AsĂ, los salesianos demostraban en la prĂ¡ctica que consideraban a los indios como sus hermanos, que tanto unos como otros debĂan recibir el mismo tratamiento, y que, tambiĂ©n, tanto unos como otros podĂan llegar a ser santos. Ceferino fue la muestra de esto. De este modo, la obra de los salesianos puede incluirse dentro de un proyecto progresista, de superaciĂ³n de las desigualdades entre indios y blancos.