Pocas veces el término “comarca” define con tanta exactitud un territorio. A ambos lados del río Negro, Viedma y Carmen de Patagones conforman un área urbana singular, unida por más de dos siglos de historia compartida. El río, majestuoso y sereno, es el eje de esta geografía que combina la vida fluvial con la proximidad del mar Atlántico.
Una identidad forjada en común
Fundadas el 22 de abril de 1779, las dos ciudades han crecido en paralelo, conectadas hoy por dos puentes y un servicio de lanchas que refuerza la relación cotidiana entre ambas orillas. En conjunto superan los 100.000 habitantes, conformando un núcleo urbano binacional en espíritu y en memoria.
El río Negro como centro vital
El curso del río Negro estructura la vida de Viedma. Una costanera de más de cinco kilómetros acompaña su cauce, donde cada verano se celebran dos de los acontecimientos más significativos de la región: la Regata del Río Negro, en enero, y la Fiesta Nacional del Río, en febrero. La influencia de las mareas moldea balnearios de aguas tranquilas, aptos para la práctica de deportes náuticos como el kayak o la navegación ligera, además de ser refugio para especies de flora y fauna locales.
Vestigios de un pasado resiliente
En 1899 una crecida destruyó buena parte de la ciudad, lo que explica la escasez de edificios históricos. Sin embargo, la llamada Manzana Histórica conserva la Catedral y el Colegio Salesiano, espacios que guardan memoria de Ceferino Namuncurá y de Artémides Zatti, salesiano reconocido como “el enfermero santo de la Patagonia”, cuyos restos descansan en la parroquia Don Bosco. Este conjunto constituye un hito de la fe regional y un punto de referencia espiritual.
En 1983, Viedma estuvo en el centro de un ambicioso proyecto político: el presidente Raúl Alfonsín propuso trasladar allí la capital federal de la Argentina. Aunque la iniciativa no prosperó, dejó testimonio de la relevancia estratégica y simbólica de la comarca.
Valles productivos y sabores locales
A escasos kilómetros de la ciudad se extiende el Valle Inferior del río Negro, con más de 80.000 hectáreas cultivadas bajo el impulso del IDEVI (Instituto de Desarrollo del Valle Inferior). Este territorio fértil produce cebollas, papas, manzanas, peras, avellanas, almendras y nueces.
El auge de los frutos secos dio origen a la Fiesta Provincial de los Frutos Secos, celebrada cada septiembre. También en este valle se elaboran vinos que expresan el carácter de la región, con cepas como malbec y pinot noir.
Del río al mar
El paisaje de Viedma se completa en la transición hacia el Atlántico. A lo largo de la costa se suceden playas de perfiles diversos: El Cóndor, Playa Bonita, El Espigón, La Lobería, Bahía Rosas y Bahía Creek. Cada una refleja una faceta distinta de un entorno que combina río, mar y valle en una síntesis única del norte patagónico.
© Sergio Pappatico