En la costa del Golfo San Matías, al norte de la Patagonia atlántica, se levanta San Antonio Oeste, ciudad cuya historia se entrelaza con las primeras exploraciones españolas del siglo XVI.
El 18 de febrero de 1520, en pleno viaje por estas aguas, una expedición bautizó al golfo con el nombre de San Matías, en honor al santo del día. Más de dos siglos después, el 17 de enero de 1779, otra expedición, dirigida por el teniente Pedro García, impuso la advocación de San Antonio de Abad a estas costas.
Los primeros asentamientos estables surgieron recién a fines del siglo XIX en Saco Viejo, donde hoy se ubica el puerto de San Antonio Este. La escasez de agua llevó a los pobladores a trasladarse hacia el sector occidental de la caleta, y el 10 de julio de 1905 quedó establecida la fecha fundacional de San Antonio Oeste.
Durante las décadas iniciales del siglo XX, su puerto natural tuvo gran protagonismo en el movimiento comercial de la Patagonia y del entonces Territorio de Río Negro. Sin embargo, la llegada del ferrocarril que unió Buenos Aires con Bariloche transformó las rutas de intercambio, relegando al puerto a un segundo plano hasta su cierre definitivo en 1944. Hoy, sólo se mantiene una actividad pesquera limitada, mientras que las operaciones de mayor escala se concentran en el puerto de aguas profundas de San Antonio Este.
Con una población cercana a los 40.000 habitantes, la economía local combina la actividad portuaria con el turismo, potenciado por la cercanía del reconocido balneario Las Grutas.
El municipio abarca las tres localidades: San Antonio Oeste, San Antonio Este y Las Grutas, conformando un área de fuerte identidad costera.
El perfil urbano se caracteriza por casas bajas y sencillas, algunas de notable encanto. En el barrio ferroviario aún se conservan viviendas de chapa y madera, testigos de un pasado ligado al tren.
El Museo Jacobacci, dedicado a las ciencias naturales y antropológicas, despliega colecciones que abarcan geología, paleontología, biología marina, arqueología y etnografía, ofreciendo una mirada profunda sobre la región.
Las playas cercanas completan la propuesta. La Mar Grande, que en bajamar revela una extensa superficie de arena, es una de las más concurridas. También destacan La Marea, con su muelle pesquero, y Punta Verde, rincones donde el mar y la vida cotidiana se encuentran.
San Antonio Oeste permanece como una ciudad de ritmo sereno, donde conviven la memoria portuaria, la tradición ferroviaria y la vitalidad turística de su entorno costero.
© Sergio Pappatico