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Relatos de viaje

Por la Cordillera de los Andes en bicicleta

Este es un entretenido relato de un recorrido en bicicleta a través de los Andes, en plena región de los lagos.

La aventura comenzó en El Bolsón de la mano de tres amigos, no necesariamente ciclistas experimentados: Christian Kuhn, Nelson Castrillo y Javier Taborda. Todo lo que sucedió día a día está en el siguiente “Diario de Travesía”, escrito minuciosamente por Javier, uno de sus protagonistas.

Día 1: Viernes 7 de marzo

Salimos a las once de la mañana del muelle de Lago Puelo. El destino final de nuestro viaje en mountain bike era el Paso Pérez Rosales, a la altura de Bariloche, del lado chileno. Enseguida nos encontramos en Gendarmería, donde hicimos Aduana, Luego llegamos hasta el final del lago.

Paisaje de El Bolsón, cuando comienza el viajeEl lago Puelo se comunica con el Inferior, que está a menor altura, por medio de unos rápidos o saltos. La posibilidad de pasar navegando de uno a otro depende de la altura de estos rápidos. Ese día estaba bajo por lo que los pasajeros de la lancha tuvimos que descender y seguir luego por el Inferior. Después de una pequeña caminata en subida, repetimos el trámite de Aduana en Carabineros para ingresar a Chile. Seguimos hasta la hostería de Schenahuer, donde comemos unos ricos sandwiches de jamón y queso con pan lactal. Han pasado unas dos horas desde nuestra partida.

Navegando por el Lago InferiorA las 13.30 tomamos la margen izquierda del Río Puelo. La primera hora de viaje se sucede sin demasiadas complicaciones, en medio de un paisaje espectacular. Cruzamos un arroyo con una importante correntada, haciendo unos buenos malabares para lograr pasar las bicis y todo sin mojarnos. En ese momento, aparecen unos Carabineros a caballo, y nos dicen “El puente está allí arriba”… Sin palabras… Seguimos nuestra excursión, pasando otro arroyo con bastante menos caudal y correntada.

A partir de allí se hace algo mas dura la picada. Nos vamos alejando del río, hacia la izquierda y hacia arriba. La senda tiene muchas piedras y raíces. En uno de esos pedreros, y como precio a la poca experiencia de andar con peso en la bici y la mochila, lo que hace cambiar el punto de equilibrio, tenemos nuestra primera y única pinchadura de goma. La reparación nos lleva una media hora. Hace mucho calor, vamos consumiendo el agua que llevamos para tomar, ya no tenemos caídas de agua para rellenar nuestras caramañolas, con lo cual pasamos algo de sed, aunque nada grave.

PasarelasLas subidas se hacen algo más empinadas hasta que logramos ver al fondo la pasarela para cruzar el río, llegar hasta ella sólo nos llevó unos pocos minutos cuesta abajo. Faltaba poco para las cinco de la tarde. Tuvimos que esperar nuestro turno, descanso obligado que aprovechamos para refrescarnos en el río. El lugar tiene una playa, piedras que hacen una especie de islas, muy lindo a la vista. Después de cruzar, a unos veinte minutos de camino bastante bueno y parejo, llegamos la entrada del complejo de la familia Grewlich. Tiene una cabaña en la barranca del río, un sitio privilegiado. Armamos la carpa en un lugar destinado a campamento. Probamos suerte con la pesca, intentando procurar la cena de carne blanca, pero un boicot de truchas truncó nuestra intención culinaria. La cena fue un sobre de sopa y un guiso vegetariano desecado, suficiente para reponer energías. Alrededor de las 22.30 nuestro día terminó, nos acostamos en la carpa para tres, y dormimos excelentemente.

Día 2: Sábado 8 de marzo
Lago VerdeNos levantamos a las 07:30, desayunamos con pan y dulces caseros, y a las 09:00 salimos con destino a Lago Verde. Llegamos en veinte minutos de una subida bastante pronunciada y con mucha piedra, prácticamente no pedaleamos ese tramo. La entrada al lago no está señalada pero se ve una picada en un vértice de alambrado. Recomendamos ese lugar, aunque no tiene pesca, es muy pintoresco y tiene cabañas para alquilar. Este paseo nos lleva alrededor de media hora, y retomamos la picada. Poco después se junta con la otra picada que viene del Lago Las Rocas, allí mejora un poco, se hace algo más ancha. Pasamos por una pequeña pampita, a la izquierda hay un poblador, frente a su casa comenzamos a subir unos minutos. Al final de esa cuesta divisamos una cascada, la vemos desde abajo y de muy cerca. A partir de allí la senda se abre un poco, hay un pequeño vado, otro poblador, y tomamos hacia la izquierda, donde ya divisamos el Lago Totoral. Para llegar al Lago Azul, hay que pasar previamente por la casa de otro poblador. Cruzamos el río por un puente bien consistente de madera y a la salida se ve el cartel del Lago Azul. La huella es ancha, como de carro, pero no recomendamos el uso de vehículos 4×4 porque vimos cómo pegaba uno de ellos contra las piedras de gran tamaño. A la izquierda nos sigue acompañando el Lago Totoral, al final del mismo tenemos una tranquera y la casa de un poblador a la izquierda.

Pampas en Llanada GrandeLuego vienen unas pampas y en poco tiempo llegamos a Llanada Grande, nos encontramos con el camino, que es bien ancho. Son las 13:30 de un día con mucho sol. Una señora con su hija nos dice que el último trasbordador del Lago Tagua Tagua sale a las 17:30. A unos quince minutos mas adelante está el Río Negro, pasamos el puente (de muy buena infraestructura como todos los que encontramos en el camino nuevo) nos refrescamos en el río y comemos pan, queso y una lata de pescado. A las 15:00 retomamos la ruta, la bienvenida nos la da una cuesta, no tan pronunciada pero si bastante larga, y con el sol pegando a pleno se hace bastante difícil, pero al final tiene su premio porque hay un refrescante cauce de agua, y como si eso fuera poco, comienza una bajada muy larga, que nos hace avanzar a una velocidad hasta ese momento desacostumbrada. El camino es bien transitable y principalmente en bajada hacia el Río Manso, adonde llegamos a las 16:15, nos refrescamos y salimos. Estamos a 13 Km del transbordador, nosotros suponíamos que eran 7 desde allí, así que apuramos el ritmo del pedaleo, mirando de reojo el reloj, aunque sin dejar de contemplar en ningún momento ese paisaje formidable del sur chileno. A nuestra izquierda va el río. Cuando faltan 4 km. Christian hace un sprint y llega al puerto a las 17:20, para encontrarse con la sorpresa de que se está yendo el barco, el último del día. Llegamos los otros dos, y ante lo que considerábamos sin solución nos hidratamos, descansamos unos minutos y comenzamos a buscar un lugar donde armar la carpa. En eso estábamos cuando apareció como por arte de magia otro trasbordador! En tiempo record preparamos el equipaje y abordamos el barco. Recién zarpamos cerca de las 20 hs., el lago estaba picado, cosa común según el capitán, había refrescado bastante y se había levantado algo de viento. Buscamos una guarida en la cabina del capitán y entre anécdotas y cuentos (vaya uno a saber si eran ciertos) le preguntamos si conocía nuestro destino en Puelo Chico: La Pensión de Morales. No solamente la conocía sino que se comunicó por radio y nos reservó el hospedaje. Como se había hecho muy tarde con la demora del transbordador, le pedimos al camionero que llevaba allí su camión que nos acercara hasta la posada. No era conveniente andar a esa hora de la noche por los caminos, eran 17 km. y hubiéramos llegado muy tarde, ya sin tiempo para cenar y reponer fuerzas para el día siguiente. El camionero accedió, cargamos las bicicletas en la caja y nosotros viajamos bastante cómodos en la cabina. La sorpresa fue que en lugar de la “Pensión de Morales”, tal como la conocíamos, nos encontramos con “Victoria Lodge”, su nuevo nombre, un complejo de hostería y cabañas para pescadores deportivos en el río Puelo. Lavamos nuestra ropa, nos dimos un buen baño, y como habíamos llegado tarde para la cena solamente había arroz, huevos fritos, ensalada y para tomar un par de Cousiño Macul blancos, estaba todo muy bueno, así que limpitos y bien comidos nos fuimos a dormir en una confortable cama…

Día 3: Domingo 9 de marzo
Criaderos de salmónidos en el Seno de ReloncavíEsa noche se atrasaba una hora en Chile, así que tuvimos una hora más de premio para dormir y amanecimos alrededor de las 08:00. Nelson ya hacía una hora que estaba levantado, y fiel a su costumbre había hecho muchas relaciones públicas, se lo veía a los abrazos con los distintos pasajeros que se dirigían a pescar. Desayunamos muy bien, café con leche, tostadas, fiambre, quesos, dulces. El día tenía una neblina bastante cerrada, pero cerca del mediodía se levantó. Salimos con destino a Cochamó a unos 27 Km. por un camino de ripio algo angosto pero un buen estado, a muy poco de avanzar ya vimos el mar. Fue una alegría muy fuerte ver el Pacífico, a esa altura es el Seno de Reloncaví, pedaleamos junto al mar, disfrutando de ese entorno. Lo que arruina la vista son las jaulas de criaderos de choritos y salmones, que son una constante a lo largo de todo el Seno. El camino subía y bajaba, hasta que nos alejamos algo del mar, nos internamos en una pampa, y llegamos a un puente, a unos 2 Km. de Cochamó. Al final de ese puente un cartel anuncia “A Paso El León”, tomamos a la izquierda y enseguida llegamos al pueblo. Era el mediodía. Con todas las intenciones de comer mariscos vamos hasta la rambla, luego de pasar por una muy bonita iglesia de madera, pero… el único restaurante abierto no tenía más que churrascos con ensalada. La comida era muy mala pero no quedó ni un resto en los tres platos. La siesta fue en la playa, sobre las piedras. Después continuamos los 14 Km. hasta Ralún, nos llevó un rato entrar nuevamente en ritmo, pero lo logramos y alrededor de las 16:45 llegamos al pueblo. Compramos agua y bananas, quedaban 32 Km para Ensenada, sobre asfalto. Este tramo comienza con un puente sobre el río Petrohué, a mitad de camino hay una subida bastante pronunciada y larga, pero bien accesible. A poco de comenzar, un arroyo donde nos refrescamos, comemos unas deliciosas murras (moras salvajes), y continuamos el viaje.

Volcán OsornoAlgo más adelante comenzamos a ver el Volcán Osorno. Era una tarde despejada, así que teníamos una vista privilegiada, esa cumbre nevada en un cielo bien azul, y con un verde de vegetación abajo, una verdadera postal para disfrutar… A las 19.30 llegamos a Ensenada donde buscamos lugar para dormir, después de ver un par de campings, nos decidimos por un hospedaje, más limpio y con lugar para guardar las bicicletas: el Hospedaje Ensenada, de estilo alemán, bien atendido por su dueña.

Día 4: Lunes 10 de marzo
Nuestro último día de travesía. Al final de la jornada nos esperará el catamarán del Cruce de los Lagos para llevarnos a Bariloche. Antes de desayunar nos comunicamos por teléfono para confirmar los pasajes. Desayunamos muy bien y partimos. El clima nos acompaña, por suerte la lluvia cayó por la noche. Los primeros diez Km. son de asfalto hasta los Saltos de Petrohué, donde hacemos un visita y tomamos fotos. Nos quedan seis Km. de camino de suelo volcánico, nos acompaña a la derecha el río Petrohué, muy bonito con unos saltos, piedras, cambios de colores que hacen muy entretenida esta parte de la excursión. A la izquierda tenemos la vista del volcán. ¡Un paisaje de privilegio!

A las 11:00 llegamos al puerto, todavía faltaba para que zarpe el barco, así que fuimos a conocer el camping, que está muy bueno. El barco salió en un mediodía despejado, el Lago de Todos los Santos está tranquilo, nos sentíamos extraños, éramos de los pocos que hablábamos español. Al rato de salir vemos el Volcán Puntiagudo, sobre la costa hay ciento ochenta residencias cuya única forma de acceso es por agua. Luego de casi dos horas de navegación llegamos a Peulla, donde hacemos migraciones. Allí se termina el primer tramo de navegación, luego hay que hacer un tramo por tierra, que los turistas hacen en bus, y que nosotros teníamos que hacer en el mismo tiempo que ellos para alcanzar al otro barco, en Lago Frías. Para ello no podíamos llevar peso, por lo que le pedimos a uno de los conductores de los buses que nos llevara el equipaje y nosotros salimos raudamente con destino a Lago Frías. Al comienzo el camino tiene un ripio con piedras muy grandes, pero a medida que avanzamos va mejorando, con leve subida, nos permite tener un muy buen ritmo hasta Casa Pangue que es donde está el retén de Carabineros y donde debemos hacer control. En una hora hacemos esos 18 km. desde Peulla.

El Tronador desde ChileEl puesto está al pie del cerro, y desde allí se tiene una vista impresionante de la parte de atrás del Tronador, los glaciares se ven espectaculares. Luego de esta parada obligada, en la que nos refrescamos y repusimos agua en nuestras caramañolas, llegó la hora de la verdad: tenemos 8 km de subida, según nuestro libro de cabecera del viaje, “La madre de las subidas”. La encaramos firme, decididos pero sabiendo que debíamos regular energías para poder cumplimentarla. Es muy dura pero para ese entonces nuestro estado atlético era bastante bueno y manteníamos un aceptable ritmo. Pasamos por el Mirador 1 y 2, con una vista envidiable desde ambos. Bastante arriba nos alcanza el primer colectivo, al rato el camión con el equipaje, y casi en la cima el segundo colectivo. La hacemos en una hora y veinte minutos. Luego nos quedan 4 km de bajada, alcanzamos al colectivo pero no nos deja pasar, así que llegamos a Lago Frías con bastante tierra, pero con el objetivo cumplido, antes de que se fuera el barco.

Llegada a Puerto Blest!Hacemos Migraciones y Aduana, y cruzamos en quince minutos el lago, con unas vistas muy bonitas del Tronador y el Lopez. Las aguas no son transparentes por la gran cantidad de sedimentos, tiene un color verde opaco. Llegamos a Puerto Alegre, y nos quedan tres km hasta Puerto Blest. Cuando llegamos nos subimos al catamarán y era una inmensa alegría por lograr hacer algo que soñamos mucho tiempo. El clima había sido muy bueno en todo el viaje, no tuvimos ningún inconveniente, lo habíamos disfrutado a pleno. En Puerto Pañuelo nos esperaba la camioneta de Christian. Esperemos poder contar unas cuantas aventuras más.