En la costa atlántica de Río Negro, a 45 kilómetros de Viedma, se extiende la Reserva Faunística de Punta Bermeja, conocida popularmente como La Lobería. Este espacio protegido conserva la primera colonia de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) registrada en la Patagonia y uno de los apostaderos más numerosos de la Argentina.
Historia y conservación
Creada en 1971 con el propósito de resguardar a los lobos marinos y su diversidad genética, la reserva comprende 14 kilómetros de costa, con una franja de 500 metros hacia el continente y 1.000 metros mar adentro. La población de estos animales ha mostrado un crecimiento sostenido: según la época del año, oscila entre 2.000 y 7.500 individuos. Un censo realizado en 2018 contabilizó 6.011 ejemplares.
Morfología y comportamiento
Los lobos marinos de un pelo presentan marcadas diferencias según el sexo y la edad.
Machos: alcanzan hasta 3,5 metros de longitud, poseen un cuello ancho cubierto de pelaje espeso, una melena característica y bigotes prominentes.
Hembras: de menor tamaño, llegan a medir 2,5 metros; carecen de melena y muestran silueta más estilizada.
Cachorros: al nacer miden poco más de 40 centímetros y exhiben un pelaje corto, brillante y oscuro.
Su dieta está compuesta exclusivamente por peces, con un consumo que puede alcanzar los 25 kilogramos diarios. Aunque en tierra se desplazan con cierta torpeza, utilizan sus cuatro aletas para moverse entre rocas e islotes con agilidad suficiente.
El ciclo vital en la reserva
La primavera marca el inicio de la temporada reproductiva. Los machos arriban primero para establecer territorios y formar harenes, en disputas frecuentes por la dominancia. Poco después llegan las hembras, que paren a sus crías y permanecen en tierra durante unas cinco semanas, período en el que ayunan mientras las amamantan. Esta concentración de individuos atrae a las orcas, que se acercan a la costa en busca de crías vulnerables.
Observación e interpretación
En el Centro de Interpretación de Punta Bermeja, los visitantes acceden a miradores emplazados sobre los acantilados, desde donde es posible contemplar la colonia en su hábitat natural. El espacio ofrece además materiales audiovisuales y fotográficos que ilustran los procesos biológicos de esta población marina, uno de los espectáculos faunísticos más notables de la Patagonia atlántica.
© Sergio Pappatico