A 135 kilómetros de Viedma, los acantilados pierden altura y se abren en una bahía de aguas claras, delimitada por extensas playas de arena y conchilla.
El poblado de Bahía Creek se despliega a lo largo de apenas tres cuadras, con unas 100 casas. La rusticidad define su carácter: no hay estación de servicio ni agua potable, y la señal de telefonía móvil es inexistente, aunque un punto de conexión WiFi brinda acceso intermitente.
El acceso se realiza por la Ruta Provincial N.º 1 —con 60 kilómetros asfaltados hasta La Lobería y otros 70 kilómetros de ripio— o por la Ruta Provincial N.º 51, de poco más de 100 kilómetros de camino de ripio que conecta con la capital provincial.
Paisaje y geografía
Bahía Creek aparece como un oasis costero después de atravesar largos tramos sin vegetación alta. El entorno inmediato está marcado por médanos móviles que se extienden por 340 km². Estos arenales, que avanzan hasta 30 kilómetros tierra adentro empujados por vientos persistentes, carecen en gran medida de cobertura vegetal, consecuencia de las bajas precipitaciones, la erosión eólica y la acción humana. Ideal para la práctica de sandboarding.
Los acantilados que rodean la playa alcanzan hasta 30 metros de altura, creando un escenario en el que la amplitud del horizonte marino se combina con el relieve costero. Al atardecer, los tonos azules y dorados del mar y la arena transforman el paisaje en un espectáculo natural.
Fauna y naturaleza
La fauna terrestre incluye choiques (el ñandú patagónico), guanacos, martinetas, perdices y maras. En el mar, la presencia de toninas overas y ballenas puede registrarse entre julio y septiembre, reforzando el carácter silvestre de estas costas.
Historia y relatos
Bahía Creek ha estado rodeada de relatos vinculados a la Segunda Guerra Mundial. Investigaciones locales mencionan restos de un submarino oculto bajo la arena, mientras que la tradición oral conserva versiones sobre desembarcos clandestinos, tripulaciones extranjeras y rumores de embarcaciones nazis encalladas en la niebla. Estas historias, aunque envueltas en mito, forman parte del imaginario cultural de la región patagónica.
Comunidad y preservación
La pequeña villa cuenta con un club de pescadores, un almacén y algunas opciones de alojamiento que van desde campings y hostels hasta domos y casas de alquiler. La comunidad local impulsa iniciativas de preservación ambiental con el objetivo de mantener el equilibrio de un ecosistema frágil y valioso.
Las noches despejadas, la inmensidad de los médanos y la amplitud del mar sitúan a Bahía Creek como un enclave costero singular dentro del Camino de la Costa rionegrino, en plena expansión turística.
Por Sergio Pappatico