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El experimento del Capitán

A través de estas páginas reconstruimos la increíble historia del yámana Jemmy Button, quien fue secuestrado en su aldea en Cabo de Hornos por el navegante de la marina real británica Robert Fitz Roy. Junto a otros tres integrantes de su etnia fue trasladado a Londres, donde sería educado a la manera victoriana con el objetivo de convertirlo en agente difusor de la “civilización” en el Nuevo Mundo. Sumérjase en el relato de esta aventura de ultramar en la que incluso participó el mismísimo Charles Darwin, y que fue fundamental para la creación de su famosa Teoría de la Evolución.

1 – El secuestro

Canal de BeagleLa nave golpea las olas del Atlántico Sur. Ya se divisan las costas de la “Terra Incognita Australis”. Las fogatas de los aborígenes, que inspirarían más tarde el nombre con el que hoy se conoce a la Tierra del Fuego, todavía no están encendidas.

El HMS Beagle arroja sus anclas cerca de la costa de Wulaia (cómo llamaban los nativos a su tierra) y el Capitán Robert Fitz Roy, a quien había sido confiado por la Royal Navy el mando del bergantín tras el suicidio de su antecesor el comandante Pringle Stokes, se levanta de su descanso y contempla con gozo la imagen del objetivo cumplido. Ahora ya puede dar inicio a su misión de cartografiar la geografía de la isla.

Cabo de HornosUn grupo de canoas yámanas salen al encuentro del Beagle. Una de las embarcaciones lleva entre sus tripulantes a Orundellico, un adolescente de unos 14 años. El joven pasaría poco después a ser conocido como Jemmy Button, luego de que el capitán se desprendiera de un botón de nácar de su abrigo como pago a cambio de mantener al fueguino a bordo.

El Capitán Robert Fitz RoyCapitán está furioso porque robaron una de las balleneras del barco, y está dispuesto a realizar un intercambio para recuperarla. Los aborígenes parecen no dar señales de la ballenera y Jemmy termina como rehén en el Beagle.

Así comenzaba la historia de Jemmy Button, para quien en aquel 1831 se abría en su vida un nuevo capítulo, que lo alejaría de las raíces de su pueblo y lo encauzaría, sin saberlo, como funcionario del imperialismo británico.

2 – Viejo Mundo, nueva vida

Jemmy no estaría sólo en el Beagle. El botín de la misión británica se completaba con otros tres yámanas: Fuegia Basket, de 9 años, York Minster, de 25 años y Boat Memory, de 19 años. Esta compañía, sin HMS Beagleembargo, no resultó reconfortante para Jemmy en un principio, ya que si bien compartían la etnia, pertenecían a una tribu enemiga, de suerte que fue objeto de hostilidades no bien quedó como cautivo en el Beagle.

La suerte del grupo de aborígenes estaría marcada por el designio del Capitán: someterlos a un perverso experimento por el cual serían educados de acuerdo con los principios de la “civilidad” victoriana. Serían llevados a Inglaterra, vestidos a la usanza de la Inglaterra decimonónica, convertidos al cristianismo, instruidos en un inglés propio de un lord y aleccionados en los modales y costumbres de la alta burguesía londinense.

El Capitán, claramente, no admitiría el secuestro, por eso diría que el traslado estaba justificado bajo “la certeza de que, a largo plazo, los beneficios de que conociesen los hábitos e idioma ingleses compensarían la separación transitoria de su país”.

Canal de BeagleDe hecho, la Corona Británica, enterada de las acciones del Capitán, ya tenía fines precisos para ellos: se convertirían en intérpretes y cumplirían una labor civilizatoria en las tierras de América del Sur. El objetivo real era evangelizar a los yámanas, asentar su dominio en el Mundo Nuevo y asegurarse el paso al Pacífico por el Estrecho de Magallanes y por lo que años más tarde pasaría a ser llamado el Canal de Beagle.

Jemmy Button en la cubierta del BeagleLa difusión de los valores de la Ilustración entre “los salvajes” tenía que ver con los prejuicios que imperaban en la Europa del siglo XVIII, según los cuales el estilo de vida indígena sólo expresaba el triste testimonio de lo primitivo, lo decadente y lo abyecto, separado de los ideales de progreso e integridad espiritual en que se fundaba la cultura cristiana occidental.

Jemmy mostró al poco tiempo signos elocuentes de adaptación. Era el más inteligente del grupo de fueguinos y enseguida captaba las enseñanzas de sus En Wulaia o la Tierra del Fuego, los nativos solían andar desnudosinstructores. Eso le valió el reconocimiento de los demás tripulantes del barco, con quienes terminó cultivando un afectuoso vínculo.

Jemmy y los demás yámanas estaban deslumbrados por la ropa y les costó un buen tiempo entender su utilidad, ya que en sus tierras acostumbraban a andar desnudos. También les obsesionaba el almacén de comida, algo que escaseaba en Wulaia y cuyo aprovisionamiento requería gran esfuerzo. Pronto comprendieron que cumplir con lo que se les mandaba traía como premio la comida.

Jemmy adquirió hábitos y vestimentas de la alta sociedad de Londres y se convirtió en una figura pública en InglaterraUna vez en Inglaterra comenzarían los problemas del experimento, ya que Boat Memory fallecería de sarampión apenas llegado a Plymouth. Jemmy y los otros dos fueron inscriptos en una granja-escuela de la Iglesia Católica en las afueras de Londres. En el caso de Jemmy y de Fuegia Basket, el aprendizaje y la integración daban muestras alentadoras (la opinión pública mayoritaria refería a ellos como “buenos salvajes”), pero York Minster, el mayor en edad, no estaba del mejor ánimo, tal vez porque ya había dejado atrás mujer e hijos en su tierra natal.

Palacio de Saint James

Los progresos asimilatorios que atestiguaban los yámanas hicieron posible una audiencia junto al Capitán con el monarca Guillermo IV y la reina Adelaida en el Palacio de Saint James, algo insólito para la época. La entrevista fue un éxito. El interés antropológico, en realidad, encubría los fines imperialistas que perseguía el Reino Unido.

3 – Retorno del Beagle con un acompañante inesperado

Luego de 15 meses, el Capitán, que no era ajeno a las reiteradas críticas que recibía su proyecto de parte de la prensa inglesa y la opinión pública en general, consideró que ya era momento de devolver a los fueguinos a sus tierras y poner en práctica el experimento.

Charles Darwin, antes de pasar a la celebridad científica en EuropaEl Capitán tenía un temperamento muy fuerte y una personalidad corrosiva. La idea del suicidio era algo que merodeaba en su cabeza, ya que era consciente de los antecedentes familiares y, como si esto fuera poco, su antecesor al mando del Beagle se había quitado la vida. Por eso necesitaba un compañero de viaje simpático que lo ayudara a ahuyentar esos fantasmas.

John Stevens Henlow, un profesor de botánica en Cambridge, recomendó a un naturalista de 22 años, que jamás había cruzado el océano, para ese puesto.

Un joven Charles Darwin, que no había tenido un desempeño académico muy exitoso y que Puerto de Plymouthaún creía firmemente en la creación divina según mandaba la Biblia (era aprendiz de pastor), partía en 1834 del puerto de Plymouth. Iniciaba, junto al Capitán y los tres aborígenes, lo que en definitiva sería un viaje paradigmático en la historia de la humanidad.

Al llegar a la bahía de Wulaia, Jemmy y los otros yámanas fueron dejados en libertad, con algunos objetos que traían de Inglaterra pero que les serían inútiles en sus aldeas. El Capitán y Darwin continuaron la travesía, recorriendo numerosos lugares de Sudamérica. Fitz Roy se transformó en el primer capitán en internarse por el Canal de Beagle. Entre otros Cerro Fitz Roy, en la provincia de Santa Cruzsitios, llegaron en 1834 -tras remontar el río Santa Cruz- a la zona del Cerro Chaltén, que en 1877 el Perito Francisco Moreno rebautizaría con el nombre del Capitán, en reconocimiento a su notable actividad pionera en la Patagonia.

El Capitán estaba esperanzado en ver los frutos de su experimento, pero Darwin lo desanimaba y le restaba importancia al tema. Una carta a su hermana Susan revela su creencia en la reversibilidad de los aprendizajes: “Será muy interesante y me temo que también doloroso ver al pobre Jemmy Button y a los demás. Supongo que los encontraremos desnudos y medio muertos de hambre, si es que no los han devorado durante el último invierno”.

A él le interesaban los especímenes de organismos vivos y fósiles que iba encontrando en las expediciones. Esas observaciones serían la base de la célebre Teoría del Origen de las Especies, que marcaría un hito en la historia de la Ciencia Moderna.

Pese al poco entusiasmo de Darwin por el experimento, el Capitán no se daba por vencido y decidió volver por Jemmy.

4 – El experimento falla

El Capitán está nervioso, camina de un lado a otro de la cubierta. La aldea donde recogió a Jemmy fue abandonada, las chozas están Canal de Beaglevacías. La Tierra del Fuego representa, para él, un sepulcro de muertos.

Ya es de noche. Un grupo de canoas se aproxima al Beagle. La decepción no puede ser mayor. Allí está Jemmy, exhibiendo un desnudo total si no fuera por un desvencijado trapo que cuelga de su entrepierna. Tiene el pelo largo y sucio, el cuerpo desnutrido, la piel descuidada, los ojos gastados. Ya nada queda del gentleman que supo impresionar a la alta sociedad de Londres.

Media hora después está sentado en la mesa del Capitán, sostiene los cubiertos para no ofender a su anfitrión, pero no puede ocultar el gesto de extrañeza, el mismo que se le aparecía en aquel primer viaje de ultramar.

La conversación entre el Capitán y Jemmy debió haber sido más o menos así:

-¿Jemmy que es lo que ha ocurrido? ¿Es que ya no recuerdas nada de lo que sucedió los años anteriores?

-Lo siento, prefiero no recordar. Además, estoy muy bien así.

-¡Pero si pareces enfermo! Necesitas comer.

-Estoy bien Capitán, gracias por su preocupación, pero de verdad que estoy bien.

-¿Estás seguro que no deseas viajar con nosotros?. La pasaremos bien y te pondremos en buen estado.

Los yámanas también son llamados canoeros por su íntima relación cultural y económica con las canoasPero Jemmy no tiene intención alguna de moverse de su lugar, ni de parecerse a otra cultura. Esta vez nadie lo obliga. Le da la mano al Capitán con suficiente orgullo y aplomo, y se retira a su canoa. Iluminada por una antorcha, remueve las aguas con el resplandor del fuego vivo del fin del mundo.

Jemmy Button fue juzgado y absuelto en Puerto Stanley, en las Islas Malvinas, tras haber sido culpado por una masacre de misioneros en una de las islas del Canal de Beagle. Murió en Cabo de Hornos por una epidemia de viruela que redujo a la mitad a la población yámana.