El Tour, en detalle
Una experiencia inmersiva en el corazón de la selva misionera, donde agua, vegetación y altura se combinan para ofrecer uno de los paisajes más impactantes del mundo.
La salida desde el hotel hacia el Parque Nacional Iguazú es por la mañana. Ya en el parque, el acceso a los principales circuitos se realiza a través del Tren de la Selva, un sistema ecológico que recorre la espesura y bordea el río. Este tren tiene dos paradas: Cataratas y Garganta del Diablo. Desde la estación final se accede, a través de una pasarela de 1.000 metros de largo, a los balcones panorámicos situados justo en el borde del salto más emblemático del parque. El sendero, serpenteante y sin escaleras, atraviesa un paisaje insular de vegetación exuberante.
En la parada Cataratas se accede a dos paseos distintos: el Superior y el Inferior. Si bien el orden puede variar, lo habitual es comenzar por el primero. Durante todo el recorrido, un guía especializado acompañará y brindará interpretación sobre la flora, fauna y geografía del lugar.
Paseo Superior
Un circuito de 1.100 metros (ida y vuelta), sin escaleras, que se recorre por pasarelas elevadas. Permite observar los saltos principales desde lo alto, con vistas amplias del delta del río Iguazú y sus islas cubiertas de vegetación. Es el más accesible de los paseos tradicionales.
Paseo Inferior
De trazado circular y con 1.200 metros de recorrido total, permite contemplar los saltos desde distintas perspectivas: de frente, desde abajo o incluso a corta distancia. Para quienes lo deseen, se puede vivir la lluvia del Salto Bossetti. Este circuito también se adentra en la selva, pero incluye tramos con escaleras: el esfuerzo, una vez completado, equivale a subir un edificio de ocho pisos.
Desde este punto también parte la Gran Aventura, un safari náutico opcional para quienes quieran sumar adrenalina al día. El grupo se reencuentra más tarde en la entrada del parque.
Almuerzo: habrá tiempo libre para comer. Se puede optar por el patio de comidas del parque o llevar una vianda.